Nos remontamos no muy atrás en el pasado y nos vamos al 16 de abril de este año (2017).
Ese día se celebraba la resurrección de Jesús y como no en nuestra localidad es un día grande de fiesta para la familia cofrade.
Ese día acaba todo un año de preparativos, ensayos, nervios. Para nosotros, como siempre, es un domingo de Resurrección especial. Las flores, los santos, las ultimas notas de cada marcha...
Cuatro horas de recorrido en el que a pesar de su lentitud y la calor que se pasa se hace corto.
Un ritual que no falla. A las 8 todos citados en la hermandad. Café en el bar de La Vida. Aceite a los pistones que necesitan. Fotos mañaneras. Risas antes de salir y confesiones entre los músicos. Antonio Egea dándonos la orden de formar y sacar a María Magdalena a la calle para llevarla al atrio de la iglesia. A las 9 todos formando y desfilando en ordinaria. Calentando con las marchas en ordinario despertando a los vecinos. A la llegada al atrio de la iglesia pequeño descanso de quince minutos antes de la procesión. Quince minutos en los que todos aprovechamos para echarnos fotos con los santos, tomarnos una caña en el bar mas cercano y hablar con los integrantes de las demás hermandades.
Lo dicho, un ritual que todos los años se cumple.
A las 10 comienzan a salir todas las imágenes camino del centro del pueblo, preparados para hacer el encuentro ante la atenta mirada de miles de personas.
Nos toca salir detrás de la hermandad de la Santa Mujer Veronica. Como todos los años, antes de llegar al cruce nos esperan para que María Magdalena y la Santa Mujer Veronica lleguen juntas y acompañadas, ese año por nuestra formación hasta el centro del pueblo.
Nosotros paramos de tocar y nos dirigimos donde esta aparcado nuestro coche con los bocadillos y bebidas para la hora de almorzar. Muchos van ver el encuentro, otros prefieren quedarse. Después de celebrarse el encuentro nos toca prepararnos para desfilar. Como siempre, nuestro turno es el tercero.
Una ola de color azul y blanco inunda las calles cuando la Hermandad de Santa María Magdalena se dispone salir.
Muchos oles, muchos "Guapa, guapa y guapa" y toca el turno de acabar. A la subida y cogiéndolo como costumbre desde hace 6 años, la Hermandad de la Santa Mujer Verónica nos espera y se arrodilla a la llegada de Santa María Magdalena. Un gesto tan bonito y emotivo que no puede hacer que a todos los presentes se les escape unas lagrimillas.
Con la ultima nota del Himno Nacional se cierra una Semana Santa y un Domingo de Resurrección inolvidable.
Pero no termina ahí. Al finalizar la procesión toca la comida de hermandad que todos los músicos, hermanos y directivos hacen en la propia Hermandad.
Esa comida siempre es aprovechada para homenajear a músicos, para otorgar insignias, para felicitar cumpleaños. Pero este año se hizo algo especial. Tras mas de 30 años como músico se retiraba el componente mas viejo de todos, José Martínez Aledo. Músico que dirigió y ayudo durante muchos años a que nunca se perdiera.
Este es un momento para recordar siempre. Hemos visto retirarse a una leyenda como si de un futbolista se tratara y fue algo mágico y especial. Muchas lagrimas por parte de todos, muchas risas y sobre todo una gran ovación que creo que era mas que merecida.
Pequeños detalles como estos son los que hacen que todos estos momentos sean únicos e irrebatibles.
Ese día se celebraba la resurrección de Jesús y como no en nuestra localidad es un día grande de fiesta para la familia cofrade.
Ese día acaba todo un año de preparativos, ensayos, nervios. Para nosotros, como siempre, es un domingo de Resurrección especial. Las flores, los santos, las ultimas notas de cada marcha...
Cuatro horas de recorrido en el que a pesar de su lentitud y la calor que se pasa se hace corto.
Un ritual que no falla. A las 8 todos citados en la hermandad. Café en el bar de La Vida. Aceite a los pistones que necesitan. Fotos mañaneras. Risas antes de salir y confesiones entre los músicos. Antonio Egea dándonos la orden de formar y sacar a María Magdalena a la calle para llevarla al atrio de la iglesia. A las 9 todos formando y desfilando en ordinaria. Calentando con las marchas en ordinario despertando a los vecinos. A la llegada al atrio de la iglesia pequeño descanso de quince minutos antes de la procesión. Quince minutos en los que todos aprovechamos para echarnos fotos con los santos, tomarnos una caña en el bar mas cercano y hablar con los integrantes de las demás hermandades.

A las 10 comienzan a salir todas las imágenes camino del centro del pueblo, preparados para hacer el encuentro ante la atenta mirada de miles de personas.
Nos toca salir detrás de la hermandad de la Santa Mujer Veronica. Como todos los años, antes de llegar al cruce nos esperan para que María Magdalena y la Santa Mujer Veronica lleguen juntas y acompañadas, ese año por nuestra formación hasta el centro del pueblo.
Nosotros paramos de tocar y nos dirigimos donde esta aparcado nuestro coche con los bocadillos y bebidas para la hora de almorzar. Muchos van ver el encuentro, otros prefieren quedarse. Después de celebrarse el encuentro nos toca prepararnos para desfilar. Como siempre, nuestro turno es el tercero.

Muchos oles, muchos "Guapa, guapa y guapa" y toca el turno de acabar. A la subida y cogiéndolo como costumbre desde hace 6 años, la Hermandad de la Santa Mujer Verónica nos espera y se arrodilla a la llegada de Santa María Magdalena. Un gesto tan bonito y emotivo que no puede hacer que a todos los presentes se les escape unas lagrimillas.
Con la ultima nota del Himno Nacional se cierra una Semana Santa y un Domingo de Resurrección inolvidable.
Pero no termina ahí. Al finalizar la procesión toca la comida de hermandad que todos los músicos, hermanos y directivos hacen en la propia Hermandad.
Esa comida siempre es aprovechada para homenajear a músicos, para otorgar insignias, para felicitar cumpleaños. Pero este año se hizo algo especial. Tras mas de 30 años como músico se retiraba el componente mas viejo de todos, José Martínez Aledo. Músico que dirigió y ayudo durante muchos años a que nunca se perdiera.
Este es un momento para recordar siempre. Hemos visto retirarse a una leyenda como si de un futbolista se tratara y fue algo mágico y especial. Muchas lagrimas por parte de todos, muchas risas y sobre todo una gran ovación que creo que era mas que merecida.
Pequeños detalles como estos son los que hacen que todos estos momentos sean únicos e irrebatibles.